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miércoles, 10 de noviembre de 2010

Dolor de espalda I. Generalidades.

Concepto de dolor-según la International Asociation for the Study of Pain (IASP)— es definido como una experiencia sensorial o emocional desagradable, asociada a daño tisular real o potencial, o bien descrita en términos de tal daño. El dolor es, por tanto, subjetivo, por parte de la persona que lo experimenta.

Es la manifestación clínica más frecuente y la causa por la que el paciente acude a los centros sanitarios. El dolor somático es aquel que afecta a la piel, músculos, ligamentos, tendones o huesos. Bien localizado, circunscrito a la zona dañada y caracterizado por sensaciones claras y precisas.

Este es el dolor al cual hago referencia en este pequeño artículo. Es un dolor que varía según la posición que adoptemos, tiene por lo tanto una causa mecánica.

Para cualquier otro tipo de dolor se deberá de hacer siempre un exhausto diagnóstico diferencial por parte del médico para descartar cualquier otra patología.

Para hablar del dolor de espalda debemos de considerar que es un fenómeno muy frecuente que causa unos enormes costes socio-sanitarios dado el elevado número de bajas y pérdida de días laborables que supone. Se calcula que al menos una vez en la vida el 85% de la población sufre un episodio considerable de dolor de espalda.

Es importante tener unos conocimientos básicos de anatomía y funciones del disco intervertebral.

El disco esta formado por; el núcleo pulposo compuesto de sustancia gelatinosa con una composición del 95% de agua y el anillo fibroso formado por fibras de colágeno que son las que van a proteger y soportar las fuerzas de presión sobre el disco.

Con el paso del tiempo, la carga que soporta el disco hace que el núcleo pulposo se vaya deshidratando y perdiendo altura. Es por lo tanto un proceso natural conocido como artrosis vertebral que comienza a partir de los 30 años de vida.

El núcleo pulposo se nutre y recupera el agua perdida durante el día cuando la carga vertical desaparece, es decir durante el descanso nocturno. Es por lo que se calcula que una persona de edad media puede aumentar hasta dos centímetros de altura durante la noche.

¿Por qué se ha dicho siempre que la piscina es buena para prevenir las lesiones de espalda?

Uno de los principales motivos es porque estando inmersos en el agua de la piscina disminuyen las presiones verticales sobre el disco intervertebral. Por ello esta muy indicado la realización de ejercicios en la misma con fines terapéuticos, conocido como Acuoterapia.

Ahora bien, al realizar movimientos fuera del agua, como son la flexión del tronco al coger objetos o girar sobre nosotros mismos se produce un desplazamiento en sentido contrario al movimiento por parte del disco intervertebral. Lo que hace necesario que las fibras del anillo fibroso estén bien conservadas, para evitar lesiones conocidas como protusiones y hernias discales. (descritas en otros artículos).

Los movimientos normales del tronco están limitados por los distintos elementos que forman parte de ella, como son los ligamentos y la musculatura de la espalda. Siempre que hagamos un gesto súbito o repetido que ponga en peligro la integridad de la espalda aparecerán las conocidas contracturas musculares.

La contractura muscular es un estado estable de contracción muscular, que conlleva la falta de relajación. Lo que lleva a un circulo vicioso de contractura-dolor-inflamación. La contracción creará un desplazamiento mantenido de la vértebra y por consiguiente, como hemos dicho anteriormente del disco intervertebral en sentido contrario. Aumentando de esta modo la presión sobre el núcleo pulposo, lo que lo deshidratará con mayor facilidad. En este momento se estarán deshidratando simultáneamente el músculo y el disco intervertebral.

Llegado este momento no debemos estirar el músculo, puesto que se crearía sin duda más dolor, inflamación y contracción. Es el momento de poner en marcha los dos objetivos de la primera fase de todo tratamiento (disminuir la inflamación e indirectamente el dolor) debiéndose de acompañar esta cierto grado de reposo por parte del paciente.

Pero antes y de forma prioritaria se deberá de hacer un diagnóstico preciso de que nivel vertebral es el afectado, tipo de lesión e integridad de los distintos elementos de la columna vertebral.

Toda lesión mecánica de espalda de causa no traumática es como consecuencia del mal uso de la misma. Es decir, por malas posiciones repetidas, sobreuso o gesto concreto súbito. Aquí se cumplen las tres preguntas hipocráticas de la medicina; ¿Qué le duele? ¿desde cuándo? Y ¿A qué cree que es debido? El paciente siempre responderá a las dos primeras de forma casi inmediata, pero a la tercera, suele responder que no lo sabe. Pero realmente si lo sabe y será generalmente en el transcurso de la primera visita cuando responda a esta, siendo realmente necesario e imprescindible para que el tratamiento sea exitoso. 

En la gran mayoría de los casos el paciente sabe la causa. Es lo que yo intento resumir con el siguiente ejemplo del semáforo.

Cuando el semáforo está en verde, todo va bien, podemos pasar y seguir con nuestra actividad. Cuando aparece el ámbar, primeras molestias o sensaciones de que algo va mal, debemos de prepararnos para parar ya que inmediatamente después, aparecerá el rojo, obligándonos a parar. Si no hacemos caso y no nos detenemos ni interrumpimos la actividad se producirá la lesión. Se entra en el circulo vicioso descrito anteriormente (contractura-dolor-inflamación) y a partir de aquí es cuando nos encontremos todos los siguientes semáforos en rojo, aumentando el riesgo de sufrir accidentes y patologías de mayor consideración.

Por ello es muy importante acudir a un profesional que estudie detenidamente la causa del problema, analizando el tipo de dolor y los signos acompañantes.

Cuando no tenemos problemas de espalda o lesiones de espalda todo va bien en equilibrio pero cuando aparece la lesión, este se altera. Toda lesión de espalda conllevará una compensación, que creará una lesión adaptativa, que podrá alterar la estática y la dinámica normal del cuerpo.

La Fisioterapia te ayuda a prevenir y a tratar cualquier alteración causada por este tipo de patología o dolor de espalda. Y la Osteopatía dará a esta un perspectiva global de la misma.

Párate en el primer semáforo en rojo y no hagas caso omiso al dolor, unos de los mecanismos más importantes que tiene la máquina más perfecta que existe, la humana.






Espero que te haya resultado de interés. 
Un saludo

1 comentario:

  1. Conozco a Javier hace unos años y lo que puedo decir de él, es que su PASION, es su trabajo. No todo el mundo, en los días actuales, puden decir que su pasión se ha convertido en su trabajo. Como profesional, y por lo que lo conozco es una persona comprometida y responsable (hasta el punto de terapeuta) con sus clientes, humano y con una visión realmente clara de su trabajo. Como persona y amigo excelente y divertido, eso siempre es importante. Gracias Javier por lo que haces y por creer que es posible crear un mundo mucho más saludable y positivo para todos. Esperanza

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